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La discípula fiel.
María Magdalena fue una discípula de Nuestro Señor Jesucristo, que era muy distinguida y apreciada por el Divino Maestro.
La santa fue una testigo privilegiada del la resurrección del Señor.
Se la menciona en los evangelios como la pecadora (Lc. 7, 37-50); María Magdalena y como una de las mujeres que seguían al Señor (Jn. 20, 10-18).
El encuentro con Jesús Resucitado. Jn 20 1-18
El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada.
Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro.
Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes.
Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró.
Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro; vio las vendas en el suelo,
y también el sudario que había cubierto su cabeza; este no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte.
Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó.
Todavía no habían comprendido que, según la Escritura, él debía resucitar de entre los muertos.
Los discípulos regresaron entonces a su casa.
María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro
y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús.
Ellos le dijeron: «Mujer, ¿por qué lloras?». María respondió: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto».
Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció.
Jesús le preguntó: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?». Ella, pensando que era el cuidador de la huerta, le respondió: «Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo».
Jesús le dijo: «¡María!». Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: «¡Raboní!», es decir «¡Maestro!».
Jesús le dijo: «No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: «Subo a mi Padre, el Padre de ustedes; a mi Dios, el Dios de ustedes».
María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras.
Festividad.
Cada 22 de julio.
Se estableció su fiesta el 10 de junio de 2016, por disposición del Papa Francisco.
ORACIÓN A SANTA MARÍA MAGDALENA.
Oh Santa María Magdalena! Fiel discípula y testigo de la resurrecciòn del Señor, ruega por mí para que yo también me comprometa con la misión de anunciar a los demás la alegría pascual.
Te ruego que intercedas por mí, para que pueda seguir tu ejemplo y no deje anunciar siempre a Cristo resucitado y pueda un día verle glorioso en el reino de los cielos.
Amén.